"Hablar de la Agrupación Coral de Cámara de Pamplona, es señalar de antemano lo sorprendente e insuperable. No es fácil imaginarse conjunto de mayor logro. Creo que en una frase de Fernández-Cid, es un instrumento vocal perfecto, queda condensado elocuentemente el mérito único de esta Agrupación."
Así hablaba Gerardo Cabarga de la Coral de Cámara de Pamplona en su crítica conjunta al Festival de Santander de 1956. Quizás este “instrumento vocal perfecto” es aun más admirable si tenemos en cuenta que apenas contaba con 10 años de vida.
La Agrupación Coral de Cámara de Pamplona nace a finales del año 1946. Los primeros coralistas y su director, Luis Morondo Urra, ya se conocían, todos ellos provenían del Orfeón Pamplonés. El subdirector del Orfeón, Morondo, y unos cuantos orfeonistas, solían reunirse antes de los ensayos del Orfeón en una salita de la sede de ensayos del ya casi centenario coro para interpretar música de los siglos XV, XVI y XVII, dando lugar a “el coro del cuartico”. Aunque se intentó estabilizar y dar forma a este grupo de cámara dentro del propio Orfeón, esto no fue posible y Luis Morondo abandona la institución.
Pero la idea ya había cuajado. Así pues, animado por Conchita Goñi, Morondo reanuda los ensayos en su propio domicilio con los ex -orfeonistas que no habían olvidado la experiencia del “coro del cuartico”. La Agrupación Coral de Cámara de Pamplona quedó constituida en el mes de noviembre y tras unas semanas de ensayo, el 11 de diciembre de 1946 y la Coral hizo su primera aparición pública. El concierto se celebró en el Coliseo Olimpia (hasta 2016 eran los cines Carlos III), en un concierto de ciclo de la Orquesta Santa Cecilia, hoy Orquesta Sinfónica de Navarra. Fue un rotundo éxito.
La Coral estaba formada por 12 coralistas, ensayaban todos los días, en ocasiones incluidos sábados y domingos, de 8 a 10 de la tarde en casa del maestro Morondo. Aunque la calidad de sus cantantes está fuera de toda duda, eran un grupo amateur y no percibían sueldo alguno por su actividad.
El año 1947 la Coral da su primer concierto fuera de Navarra, en el Teatro Diana de Logroño y en septiembre participa por primera vez en la Quincena Musical de San Sebastián, dentro del Salón de Novedades. Y, en 1948, la Coral expande sus fronteras viajando al extranjero. En enero visitan Portugal, dando varios conciertos en Coimbra, Louza, Lisboa y Oporto y en el mes de junio ponen rumbo a Reino Unido para participar en el Certamen Internacional de Canto de Llangollen, donde ganan el segundo premio, lo que les permitió abrir nuevos caminos. En los días posteriores retransmiten un concierto por la prestigiosa cadena pública británica, la BBC, y son invitados a actuar en la Sala Pleyel de París.
Pero su gran éxito y consolidación como coro de referencia se produce al ganar el Gran Premio del Concurso Internacional de Coros de Lille, el 29 de mayo de 1950. Al mes siguiente viaja a Bélgica, ofreciendo sendos recitales en Amberes y Bruselas, antes de hacer su primera aparición en las Semanas Musicales Internacionales de la Abadía de Royaumont, festival al que regresarán sucesivamente en años posteriores.
La Coral se hace habitual en los escenarios europeos, triunfando en las principales salas de conciertos de Francia (Abadía de Royaumont, Sainte Chapelle, Sala Gaveau), Italia (Teatro Pérgola de Florencia), Portugal, Inglaterra, Alemania (Sala Volksbühne de Hannover), Bélgica, Suiza, Holanda (Conzertgebow de Amsterdan), Austria (Kontzerhaus de Viena), Finlandia, Suecia y los más relevantes escenarios españoles como el Palau de la Música Catalana o el Teatro Real de Madrid.
Resulta interesante destacar también los principales festivales a los que la Coral era invitada como Festival Musical de Nantes, Festivales Internacionales de Segovia, Festival Internacional de Alsacia, Festival Internacional de Cámara de Divonne, Festival de Música de Gijón, Mayo Musical de Burdeos, Festival Internacional de Granada, Festival Internacional de Estrasburgo, Festival Internacional de Vincennes, Festival de las Noches de Borgoña, Festival Internacional de la Aubernia, Festival Internacional de Viena, Festival Internacional de Bruselas, Festival Internacional de Graz o Festival Internacional de Santander por nombrar algunos de los más relevantes.
La Coral es apreciada en tierras africanas, siendo invitada varias veces a visitar en Marruecos y Argelia, donde en 1957 les premiarán con el Trofeo de la ciudad de Argel. En 1979 participan en Israel en la Semana Internacional de Masas Corales de Jerusalem, siendo los encargados del concierto de clausura dado su gran prestigio internacional.
El pasaporte de la Coral está repleto de sellos y por supuesto no pueden faltar los viajes trasatlánticos. A finales del año 1951 ponen rumbo a Brasil, Uruguay, Chile y Argentina por primera vez, en un viaje que durará más de tres meses, actuando, ni más ni menos, que en el Teatro Colón de Buenos Aires, de ahí que se les premiara con el Diploma del Colegio de Críticos Musicales de Argentina al mejor conjunto que había visitado dicho país.
También conquistaron al público norteamericano. En los años 1957 y 1959 hicieron dos giras por Estados Unidos y Canadá. La anécdota del primer viaje, como varios antiguos coralistas cuentan, fue en la Universidad de Atlanta. El auditorio contaba con más de mil localidades y todo el público asistente era de color negro, hay que recordad la triste realidad de estos años de segregación racial. La Coral de Cámara de Pamplona era el primer conjunto de intérpretes blancos que actuaba para el público de color. A los sonoros aplausos y vítores por la interpretación, se unió el agradecimiento de parte de los asistentes por este “curioso” motivo. En la ciudad de Nueva York ofrecieron recitales en el Metropolitan House y el Town Hall, asistiendo a uno de los conciertos el Cardenal Spellman. Tal era el éxito de la Coral que grabaron dos discos para la discográfica Columbia y en el segundo viaje (1959) uno de sus conciertos fue retransmitido por la NBC.
Estos viajes al continente americano eran muy largos, tanto por el tiempo de duración de la gira como por el tipo de transporte del momento, así que la Coral inició una tradición que mantendría durante décadas. Antes de iniciar el viaje, la Coral asistía en la capilla de San Fermín a un oficio para pedir favor al santo para el buen desarrollo de la travesía, y prendían una vela votiva. Esta permanecía encendida hasta su regreso, momento en el que la Coral volvía a la capilla a celebrar su feliz regreso y a apagar la vela.
Durante sus primeros 40 años de existencia, la Coral grabó casi medio centenar de discos, algunos para discográficas tan célebres como la estadounidense Columbia, ya citada, las francesas Lume, Ducretet-Thomson o Club del Disco, la alemana Telefunken, la holandesa Philis o Westminster (inglesa). En estas grabaciones registraron un sonido único.
La Coral de Cámara de Pamplona fue desarrollando un sonido específico y muy particular que la diferenciaba del resto de los coros existentes. Al describirlo quizás la forma más plástica sea asimilarlo al sonido de un órgano. El tratamiento de las voces era como si de instrumentos se tratara y el resultado era un sonido “como entubado”. En cualquier caso, un sonido único e irrepetible.
La Coral de Cámara de Pamplona nació para poder interpretar la polifonía de los siglos XV, XVI y XVII y lo hacían. Destacan interpretaciones del Oficio de difuntos y Oficio de Semana Santa de Tomás Luis de Victoria o L’Anfiparnasso de Orazio Vechi. Pero la Coral no se queda ahí.
Posiblemente como fruto de la relación de amistad entre Morondo y Fernando Remacha, comienza la Coral a introducirse en el mundo de la música de su momento y el autor tudelano compone diversas obras para la Coral, dedicadas algunas a algunos de sus componentes, ya que era ésta quien “más veces ponía en sus programas música de Remacha, y también, la que mejores versiones hacía”. De esta relación Remacha-Coral destacan las obras Copla de Jota, Cantantibus Organis, Juegos o Llanto por Ignacio Sanchez Mejías.
Bien por la relación con Remacha o gracias a la participación en los conciertos de la Abadía de Royaumont, la Coral accede a Salvador Bacarisse quien realiza diversas obras para la Coral como Ojos claros, serenos o El caballero de Olmedo.
Otros autores que tienen relación directa con la Coral durante los años cuarenta y cincuenta son Oscar Esplá, Joaquín Rodrigo, Julián Bautista, Eduardo Grau, el húngaro Paul Arma o el francés Henry Sauguet.
Al comenzar la década de los 70, la Coral se adapta a una nueva modernidad dada por unos nuevos compositores. Realizan el estreno en España de la obra Transfiguración de Tomás Marco, pero quizás uno de los hechos más destacables de este momento es el estreno de Arrano Beltza del alsasuarra Agustín González Acilu. El acontecimiento tuvo lugar el 14 de enero de 1977, en un contexto socio-político “tenso y expectante”. Si bien la interpretación de dicha obra no era nada fácil, la Coral pudo defenderla con gran dignidad y solvencia. La relación de González Acilu con la Coral no termina aquí, ya que fue la Coral quien grabó discográficamente y también la que más ha contribuido a difundir El libro de los Proverbios, y a finales de los 80, realizará el estreno absoluto de Izena ur izana.
En enero de 1983, fallece Luis Morondo y le sucede en la dirección José Luis Eslava. Eslava pertenecía a la Coral desde 1957 como coralista y en los últimos años había ejercido la subdirección debido al debilitamiento de la salud de Morondo.
Bajo su batuta, la Coral continúa con la misma línea de trabajo e intentado mantener la identidad genuina de la Coral. Destaca la presencia de la Coral de Cámara de Pamplona en los Festivales de Navarra, en Musikaste, en el Festival de Granada, Festivales de Santander, en 1988 realiza la inauguración de la Quincena Musical Donostiarra y en 1990 clausura el Festival de Música Española del siglo XX de León.
Destacan en este periodo varias actuaciones. En 1989, la Coral participa en el IV Ciclo de Música Coral Hispanoamericano celebrado en La Habana (Cuba). Al año siguiente viajan al Festival de Música de Georgia e inauguran una sala de conciertos en Moscú (URSS). En 1991, vuelve la Coral a Estados Unidos por cuarta vez, llevando su repertorio insignia compuesto por obras de Remacha, Agustín González Acilu, Hilarión Eslava, Leonardo Balada y dos estrenos de Ángel Barja.
Tras una década dirigiendo a la Coral, en 1994 José Luis Eslava es sustituido en la dirección por Máximo Olóriz, quien lleva a cabo una importante renovación incorporando al grupo jóvenes voces, lo que supuso un cambio en el estilo interpretativo del coro. Destaca la participación de la Coral en diversos Festivales Internacionales como Biarritz, Nantua, Primavera Musical de Venecia, Festival de Arte Sacro de Madrid, además de una nueva gira, en 1995, por Argentina, la quinta de la historia de la Coral.
En 1998, bajo la dirección artística de Koldo Pastor, la Coral convierte la interpretación de la música más vanguardista en el eje fundamental de su repertorio, retomando el espíritu que asumiera Morondo en los inicios. La Coral participa en el XIV Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante y en el XIII Encuentro Coral “Ciudad de Torrevieja”. También actúa en Zaragoza con motivo de la IV Semana de Música Contemporánea, en la Capilla del Palacio Real de Aranjuez y realiza una gira por Marruecos.
Destaca de este periodo, la grabación, edición y estreno de la suite coral El Camino, Campo de Estrellas, homenaje al Camino de Santiago de los compositores navarros Koldo Pastor, Carlos Etxeberria y J. Vicent Egea. Además, la Coral retoma la labor de estreno de nuevas obras, de compositores como Carles Guinovart o Iruñeako Taldea, grupo de compositores formado por Teresa Catalán, Jaime Berrade, Vicent Egea, Patxi Larrañaga y Koldo Pastor.
En septiembre de 2001 es nombrado director de la Coral Pello Ruiz y, en 2004, la dirección la ejerce David Guindano. Guindano destaca por profundizar en el repertorio de la música antigua, creando un coro profesional especializado dentro de la Coral, Nova Lux Ensemble, que ofrece su primer concierto en 2006. Son destacables las diferentes grabaciones en disco que se realizan, rescatando a autores navarros como Michael navarrus, Juan Francés de Iribarren o Miguel de Irizar. Además, en 2006, la Coral de Cámara de Pamplona celebra su Primer Concurso de Composición Luis Morondo, con el que pretende incentivar la nueva creación, seña de su propia identidad.
A partir de 2008, varios nombres -Jesús Echeverría, Sergi Moreno-Lasalle o Josep Cabré- se suceden en la dirección artística.
Desde 2013, el director artístico de la Coral es David Gálvez. Éste ha recuperado el legado de Morondo, Eslava y Koldo Pastor, rescatando del olvido las composiciones que hicieron de la Coral uno de los más prestigiosos conjuntos corales del mundo, ampliando ese repertorio con nuevos estrenos e introduciendo a la Coral en el mercado musical actual.
Condecoraciones:
Medalla de Oro de la Ciudad de Lille (1950), de Vincennes (1955) y San Nicolás (Argentina, 1951).
Encomienda al Mérito Civil (1955)
Premio “Europa 1994” del Centro de Documentación Europea (1994)
Premio Iparragirre (otorgado por EITB, 1996)
Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2005)
Premio Príncipe de Viana de la Cultura (2018)
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El fondo fue donado al Archivo General de Navarra en 2019.
El archivo de la Coral de Cámara de Pamplona entregado en donación se divide en diferentes secciones, la primera la de música notada, centrada en la tipología documental especifica de las partituras en cualquiera de sus formas, esto es, tanto manuscritas, impresas o digitales.
Otra es la Sección histórica y administrativa, que recoge la documentación administrativa, de gestión e histórica generada por la Coral desde el inicio de su actividad, que incluye: libros de actas, correspondencia, contabilidad, documentación de personas socias, memorias artísticas y libros de Honor, así como la documentación relativa al concurso de composición o contratos con discográficas.
En la Sección de hemeroteca se incorporan publicaciones periódicas y dosieres de prensa; en la Sección fotográfica se diferencian las imágenes procedentes de actividades propias de la Coral y la colección de retratos; y en la Sección de documentos gráficos hay tanto programas como carteles.
A ellas se suman la Sección de documentos sonoros, en la que se incluye la colección discográfica; y la de Objetos, que forman un apartado singular en el que se incluyen elementos propiedad de la Coral, tanto trofeos, medallas o esculturas como utensilios empleados en el desarrollo de su actividad.
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Música coral, Institución musical.