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Centenario de la declaración del Palacio Real de Olite como Monumento Nacional (1925)

Archivo Real y General de Navarra

01/01/2025 - 31/01/2025

El Palacio Real de Olite es el mayor conjunto palacial conservado en Navarra y uno de los ejemplos más importantes de arquitectura gótica civil española. Su relevancia histórico-artística hizo que el Gobierno lo declarara, mediante Real Orden de 17 de enero de 1925, Monumento Nacional, junto con la Iglesia de Santa María. Por este motivo, cuando se cumple el centenario de dicha declaración, el Archivo Real y General de Navarra (AGN) dedica su microexposición mensual a exhibir algunos de los documentos que custodia relativos a esta deslumbrante construcción palaciega.

El conjunto arquitectónico que constituye el Palacio Real de Olite es el resultado de una serie de reformas y ampliaciones emprendidas entre finales del siglo XIV y principios del XV por el rey Carlos III el Noble sobre el llamado Palacio Viejo (construcción que hoy alberga el Parador Nacional de Turismo de Olite) que confirieron a todo el recinto su característico aspecto gótico de gusto francés, con su variedad de cámaras, torres, miradores y tracerías. Es a este periodo del siglo XV al que corresponde la época más esplendorosa del edificio en la que albergó de forma destacada a la corte regia navarra.

Posteriormente, durante la Edad Moderna el edificio mantuvo un uso esporádico como residencia real y virreinal, siendo su guarda encomendada al conde de Ezpeleta como alcaide perpetuo.

Su etapa más desastrosa se iniciaría en el siglo XIX, ya que, en 1813, durante la Guerra de la Independencia, fue incendiado por orden del líder guerrillero navarro Francisco Espoz y Mina para dificultar las operaciones del ejército invasor francés. Este incendio supuso la pérdida del mobiliario, quedando únicamente en pie los muros descarnados de las ruinas del edificio, desprotegidos ante actos de saqueo y rapiña.

Tras más de medio siglo de constante deterioro, la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra se interesó por el palacio y en 1869 su vicepresidente, Pablo Ilarregui, propuso visitarlo y encargar un estudio para el que se designó a Juan Iturralde y Suit, quien redactó una Memoria sobre las ruinas del Palacio Real de Olite que, posteriormente, sería objeto de publicación y serviría de base para nuevos estudios. La memoria se acompañó de unos minuciosos planos de los edificios realizados por el arquitecto Aniceto Lagarde, así como diez acuarelas pintadas por el propio Iturralde.

A partir de ese momento se sucederían las iniciativas a fin de lograr la protección y restauración del edificio. Así, en 1871, tras conocerse que el Ayuntamiento de Olite había solicitado al Ministerio de Hacienda la concesión de las ruinas del palacio para edificar casas sobre ellas y que los Ezpeleta, que tenían vinculado a su mayorazgo el título de alcaides perpetuos del palacio de Olite, habían inscrito las ruinas a su nombre en el Registro de la Propiedad con objeto de vender piedra procedente del mismo, la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra solicitó por primera vez a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que el Palacio Real de Olite fuera declarado como  Monumento Nacional. Una figura legal de protección y distinción que ya había sido otorgada para entonces a un selecto grupo de edificios de singular valor histórico-artístico de España como la Catedral de León o la Alhambra de Granada.

Posteriormente, en 1905 la Diputación Foral y Provincial de Navarra retomó las gestiones para la salvación del palacio, comunicando a la Comisión su interés en adquirir la propiedad, y al año siguiente la propia Comisión volvió a solicitar la declaración del palacio como Monumento Nacional. Sin embargo, estas iniciativas no llegaron a dar resultados y en los años siguientes se produjeron derribos parciales y venta de piedra de las ruinas del palacio.

Por fin, las constantes peticiones de la Comisión, así como la intervención de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, dieron sus frutos y en 1913 la Diputación materializó la compra de las ruinas del palacio. Inmediatamente empezaron obras de consolidación, aunque pronto se vio que era necesario un plan completo de restauración de todo el conjunto. A este fin, la Diputación encargó a la Comisión la redacción de las bases de un concurso en el que tomarían parte arquitectos españoles y extranjeros y, al mismo tiempo, se reactivó la solicitud de la declaración del palacio como Monumento Nacional.

Ambos procedimientos culminaron en 1925 y en enero de ese año el Gobierno declaró Monumento Nacional al Palacio Real de Olite y tres meses después el concurso para la restauración fue resuelto en favor de la propuesta ‘Lome de Tornay”, presentada por los hermanos José y Javier Yárnoz.

Lugar: Galería Baja

Horario: Todos los días de 10:00h. a 14:00h. y de 17:00h. a 20:00h.

Acceso libre y gratuito.