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V Centenario de la Batalla de Pavía (1525)

Archivo Real y General de Navarra

01/02/2025 - 28/02/2025

A orillas del río Tesino, muy cerca de su desembocadura en el Po, y a apenas 35 kilómetros al sur de Milán, se encuentra la ciudad italiana de Pavía. Su nombre es conocido por haber sido el escenario de la trascendental batalla en la que el 24 de febrero de 1525 las tropas del emperador Carlos V, rey de España como Carlos I, derrotaron al ejército de Francisco I de Francia. El combate, uno de los más famosos de la historia militar europea, puso fin a la Guerra de los Cuatro Años, iniciada en 1521 con la invasión francesa de Luxemburgo y Navarra y el subsiguiente ataque a Logroño, y su eco tiene presencia en los fondos y colecciones del Archivo Real y General de Navarra (AGN).

Fue en octubre de 1524 cuando, tras más de tres años de una guerra en la que las armas francesas ya habían sufrido las importantes derrotas de Noáin (1521), Bicoca (1522) y el Sesia (abril de 1524), Francisco I decidió aprovechar la incapacidad de las tropas imperiales de tomar Marsella, para encabezar personalmente un potente ejército con el que invadió el Milanesado, poniendo sitio a Pavía.

La ciudad estaba defendida por una fuerza al mando del capitán Antonio de Leyva quien, pese a pertenecer al linaje riojano de los señores de Leiva, ha sido tradicionalmente tenido por navarro, figurando así, con la indicación natural de Navarra, en un bello grabado del siglo XVIII, donde Leyva aparece retratado señalando con el dedo una vista de Pavía.

El gran talento de Antonio de Leyva, que años después le llevaría a ser distinguido con el título de príncipe de Áscoli y con el gobierno del Milanesado, y al que se refiere una carta de 1533 custodiada en el AGN en la que el tudelano Lope de Soria, embajador español en Venecia, informa al también oficial real Juan Rena de que la captura de Monferrato por parte de las tropas de Carlos I la había conseguido Leyva con su acostumbrada destreza y sin romper lanza, permitió a los defensores de Pavía resistir los intentos de asalto francés.

Sin embargo, a principios de 1525 la situación de los sitiados se agravó por la escasez de víveres y recursos. Por ello, se dispuso el envío de un ejército de socorro (la mejor gente que nunca príncipe tuvo en campaña, según otro documento del AGN) que llegó a las proximidades de Pavía a finales de enero y que, después de hostigar al ejército sitiador francés durante varios días, decidió dar un golpe de mano para lograr levantar el asedio de la ciudad mediante una espectacular encamisada. Esta táctica, que luego los tercios españoles harían famosa, consistía en realizar una incursión o ataque sorpresa nocturno en el campamento enemigo, con los atacantes cubiertos con camisas blancas. Con ellas podían reconocerse en la oscuridad de la noche y, como ocurrió en Pavía, al ser invierno y estar ubicada esta ciudad junto a un gran río, podían también camuflarse entre la niebla, cogiendo así desprevenido y somnoliento al enemigo.

La encamisada, dirigida por Fernando de Ávalos, marqués de Pescara, se inició la noche del 23 al 24 de febrero con la apertura de brechas en el muro que protegía el campamento galo y en las primeras horas de la mañana del día 24 permitió consumar una total derrota del ejército francés con millares de bajas. La mayor parte de los miembros de la nobleza francesa murieron o, como Enrique de Albret, hijo de los reyes de Navarra destronados en 1512, fueron capturados e incluso el propio Francisco I fue apresado y enviado a Madrid. Allí permaneció cautivo durante un año, hasta que, tras la firma del Tratado de Madrid (1526) en el que, entre otros compromisos, el rey francés asumió el de convencer a Enrique de Albret de renunciar a sus pretensiones sobre Navarra, se le permitió regresar a Francia.

La gran victoria de Carlos I en Pavía, cuya noticia con los datos de que el rey francés estava preso y su exercito desvaratado trajo a Navarra un mensajero llamado Juan Vizcaíno, abrió un periodo de dos siglos de hegemonía española en Italia. Además, cambió para siempre la manera de conducir la guerra moderna, haciendo que el papel de la caballería pesada perdiera protagonismo en favor de las unidades de infantería dotadas de armas de fuego, según el modelo de éxito que configurarían los tercios españoles.

La importancia de la batalla y el deseo de perpetuar la memoria de los protagonistas de la gesta hizo que en los siglos siguientes se asignase el nombre de ‘Pavía’ a sucesivas unidades militares españolas. Entre ellas, el Regimiento de Dragones de Pavía que combatiría en la batalla de Tudela (1808) durante la Guerra de la Independencia. Siendo en la actualidad el Regimiento Acorazado Pavía 4, con base en Zaragoza, la unidad del Ejército de Tierra que mantiene en su denominación ese legado histórico.

Lugar: Galería Baja

Horario: Todos los días de 10:00h. a 14:00h. y de 17:00h. a 20:00h.

Acceso libre y gratuito.