Cuando se cumple el centenario de la Exposición de Arte Retrospectivo en Pamplona (1920), una enorme exhibición de objetos de arte navarro procedentes de todos los puntos de la geografía de la provincia, el Archivo Real y General de Navarra dedica su microexposición de febrero a recordar dicha efeméride.
Una exposición irrepetible
El interés de las instituciones forales en la organización de exposiciones conmemorativas empezó a forjarse a finales del siglo XIX. Ya en 1883 Pamplona acogió durante las fiestas de San Fermín de aquel año una primera exposición de Objetos Históricos y Artísticos de Navarra, promovida por la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra dentro de su misión de velar por la conservación y la puesta en valor del patrimonio histórico-artístico. Sin embargo, la Exposición de Arte Retrospectivo que tendría lugar en 1920 adquiriría una magnitud y un formato muy superiores. Se gestó como una actividad complementaria a la celebración en Pamplona del II Congreso de Estudios Vascos. Tanto la Diputación Foral y Provincial de Navarra como el Ayuntamiento de Pamplona, así como el Cabildo de la Catedral mostraron su apoyo a la iniciativa procediéndose a conformar una comisión organizadora de la que Javier Arbizu fue su presidente y Julio Altadill su secretario.
La exposición fue concebida como una muestra capaz de reunir el mayor número de objetos histórico-artísticos nunca antes expuestos, que permitieran dar a conocer la trayectoria patrimonial y cultural de Navarra de manera cronológica y temática. Para albergar la exposición se decidió utilizar el claustro de la Catedral de Pamplona, así como algunas otras dependencias de la seo pamplonesa. La Comisión de Monumentos, a través de sus delegados en las distintas localidades, se encargó por su parte de hacer llegar a ayuntamientos, parroquias, conventos y particulares la invitación a aportar piezas para la exposición. Tal labor tuvo una buena acogida, lo que hizo que nada menos que un millar de piezas, tanto de pintura, escultura, orfebrería, numismática, etc. se concentrasen en Pamplona para ser exhibidas en la muestra.
Distintas autoridades manifestaron su adhesión a la muestra con el envío de distintos objetos de su propiedad, como demuestran varios oficios de alcaldes y párrocos navarros que se exponen en la micromuestra. Tanto el libro de registro que se confeccionó para controlar el depósito de las piezas aportadas por los expositores, así como los talonarios de resguardos de las entregas de las piezas, que se exponen en la microexposición, dan idea del volumen tan importante de piezas expuestas. Algunas fotografías capturadas durante aquellos días en el claustro de la seo pamplonesa, y que ahora se exponen en el Archivo, son un claro testimonio de esa acumulación de piezas artísticas que caracterizó a la muestra.
De acuerdo a las concepciones de la época, entre las piezas “artísticas” destinadas a ser exhibidas al público también se incluyeron documentos de carácter histórico como las Ordenanzas de Cáseda de 1772. Dicho documento fue precisamente listado con el número 1 en el Avance de Catálogo con el que, a la espera de poderse publicar un catálogo definitivo completo que finalmente no llegaría a ver la luz, la exposición fue inaugurada el 18 de julio por Francisco Bergamín, ministro de la Gobernación. Tras obtener un importante éxito de público y una gran notoriedad mediática, la Exposición de Arte Retrospectivo fue finalmente clausurada el 25 de julio de 1920 por el rey Alfonso XIII durante su tercera visita oficial a Navarra.
Acceso libre y gratuito.
Lugar: Galería Baja
Horario: Todos los días de 10:00h. a 14:00h. y de 17:00h. a 20:00h.