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V Centenario de la Conquista de Tenochtitlán (1521)

Archives Royales et Générales de Navarre

01/05/2021 - 31/05/2021

En el mes de mayo de 1521, Hernán Cortes finalizó los preparativos para poner bajo asedio a la ciudad de México-Tenochtitlán. El sitio de la gran capital del Imperio Mexica, asentada sobre un islote del lago de Texcoco unido a tierra por varias calzadas, finalizaría el 13 de agosto con la toma de la ciudad por las fuerzas de la alianza formada entre españoles y tlaxcaltecas, así como otros pueblos prehispánicos. La caída de Tenochtitlán dio paso al definitivo afianzamiento de la presencia hispánica en el continente americano en una tierra que, significativamente, el propio Cortés propuso llamar Nueva España.

Cuando se cumple el quinto centenario del inicio de aquel asedio, el Archivo Real y General de Navarra (AGN) dedica su microexposición del mes de mayo a exponer al público algunos de los documentos que custodia en relación a Nueva España.

 La conquista de México, con episodios tan espectaculares como la decisión de Cortés de construir 13 barcos (bergantines) en el territorio de sus aliados tlaxcaltecas para ser luego transportados por piezas durante 100 kilómetros hasta el lago de Texcoco donde serían finalmente ensamblados para ser utilizados en el sitio de Tenochtitlán, proporcionó a Cortés una enorme fama y reconocimiento. Así, tras su primer regreso a la Península el emperador Carlos V le nombraría Marqués del Valle de Oaxaca.

De este primer viaje de 1528 nos habla una carta dirigida a Juan Rena, quien, entre otros cargos, ocupaba el de pagador de obras y gastos extraordinarios de Navarra, por su criado Francisco Duarte. En ella le informa sobre distintos asuntos y entre ellos de la llegada de Hernán Cortés a Toledo. Duarte hace referencia al asombro que habían causado los indígenas que habían venido con Cortés, de los que destaca entre otras cosas su aspecto lampiño, es decir, su ausencia de vello facial, diciendo que no tienen barbas ni ninguno de ellos las tiene y por edad ya las deberían tener resaltando también lo liso, fuerte y negro que tenían el cabello como crines de caballo.

Tras la conquista, la Ciudad de México se convertiría en la capital del Virreinato de Nueva España, establecido en 1535. En este sentido, se exhibe un documento fechado en 1544 en el que un tudelano llamado Diego Catalán que residía por entonces en la Ciudad de México otorga poder a sus hermanos de Tudela para litigar en su nombre. De forma significativa, el otorgante declara que reside en esta gran ciudad de Temixtitán-México, aludiendo con ello a la grandeza y espectacularidad de la urbe que tanto habían impresionado a Cortés, manteniendo aún la denominación compuesta de México-Tenochtitlán y utilizando además en ella esa forma Temixtitan que es precisamente aquella con la que Cortés se refirió a Tenochtitlán en las cartas de relación que remitió a Carlos V.

Las similitudes que ya Cortés y sus huestes encontraron entre los paisajes y el clima de la parte central de México con los de buena parte de España, llevó no sólo a que el virreinato recibiera la denominación de Nueva España, sino también a que muchas ciudades, provincias y regiones fueran designadas con topónimos evocadores de lugares de la Península.

A ellos se unió en el siglo XVIII el de Nueva Navarra como denominación alternativa conjunta para las provincias de Sonora y Sinaloa. Este topónimo tiene, pese a todo, un origen particular pues se debe al geógrafo y jesuita surtirolés Eusebio Kino quien, en el contexto de la expansión de las misiones jesuíticas en el norte del actual México, propuso, como homenaje a San Francisco Javier, denominar Nueva Navarra al territorio de Sonora y Sinaloa.

Acceso libre y gratuito.

Lugar: Galería Baja

Horario: Todos los días de 10:00h. a 14:00h. y de 17:00h. a 20:00h.