Después de la victoria española en la batalla de Noáin (30 de junio de 1521), Francisco I, rey de Francia, ordenó en otoño de ese mismo año un nuevo ataque sobre Navarra que rápidamente consiguió rendir las fortalezas de El Peñón y Maya. Sin embargo, acto seguido, las fuerzas mandadas por el almirante Guillaume Gouffier, señor de Bonnivet, entre las que figuraban los efectivos agramonteses aún leales a Enrique II de Albret, hijo de los reyes destronados en 1512, no prosiguieron el avance sobre Navarra, sino que se dirigieron al oeste y atacaron Guipúzcoa, logrando rendir el castillo de Behovia, en Irún, el 6 de octubre, y Fuenterrabía el día 18 del mismo mes. Al año siguiente las fuerzas al servicio de Carlos I de España conseguirían volver a recobrar todas estas plazas, pero no Fuenterrabía que sólo sería recuperada en 1524 mediante una capitulación cuya negociación y efectos tendrían especial trascendencia para Navarra. Al cumplirse cinco siglos de la capitulación de Fuenterrabía, el Archivo Real y General de Navarra (AGN) dedica a aquel acontecimiento su microexposición mensual.
El 12 de octubre de 1523, reabiertas las hostilidades con Francia en varios frentes, Carlos I llegó a Pamplona con la vista puesta en la recuperación de Fuenterrabía y dispuesto a dirigir nuevas acciones militares en la frontera pirenaica para las que dio el mando militar a Íñigo Fernández de Velasco, condestable de Castilla. Al mismo tiempo, dentro de su política de pacificación del reino y de atracción a los agramonteses desafectos, el emperador otorgó el 15 de diciembre de 1523 el llamado “Perdón de Pamplona”. De esta medida de gracia fueron excluidos, no obstante, un listado de agramonteses exiliados, buena parte de los cuales, encabezados por Pedro de Navarra y de la Cueva, hijo del mariscal de Navarra, se encontraban precisamente en Fuenterrabía como aliados de las fuerzas francesas.
El cerco final sobre la villa guipuzcoana, que ya estaba incomunicada con Francia por vía terrestre desde 1522, fue iniciado por el condestable el 1 de enero de 1524 y al día siguiente sus muros empezaron a ser cañoneados, al tiempo que Carlos I se trasladaba a Vitoria para dirigir desde allí las operaciones con más eficacia. Sin embargo, las inclemencias del invierno y la defensa de la fortaleza por la guarnición hicieron que el asedio se prolongase más de lo previsto y sitiadores y sitiados se avinieran a negociar una capitulación.
Ésta fue cerrada la noche del 19 al 20 de febrero entre el condestable, que había recibido de Carlos I amplios poderes para ello, y Valentín de Jaso y Bertol del Bayo, hombres de confianza del líder de los agramonteses atrincherados en la fortaleza, Pedro de Navarra y de la Cueva, con quien el condestable estaba emparentado familiarmente a través de su madre Mayor de la Cueva y de quién, además, había sido tradicional aliado en el pasado.
En las condiciones de la capitulación se incluyó, por un lado, la promesa de un perdón general para toda la facción agramontesa, lo que implicaba la devolución de bienes confiscados, el regreso a los hogares, la restitución de honores y la concesión de mercedes y cargos. Por otro, también se proporcionó a los sitiados seguridades suficientes para que pudieran abandonar la fortaleza armados, pero sin artillería ni despliegue de banderas, y de este modo el 27 de febrero de 1524, las tropas francesas y agramontesas salieron de Fuenterrabía y Carlos I recuperó por fin la estratégica plaza perdida en 1521.
Dos meses después, el 29 de abril de 1524, de acuerdo a los términos de la capitulación, Carlos I otorgó el “Perdón de Fuenterrabía” a los agramonteses con la condición de que regresaran a Navarra y juraran lealtad y fidelidad a su persona. El juramento fue una condición inexcusable que se exigió a los deservidores para acogerse a este perdón absoluto y fue hecho efectivo en dos ceremonias de gran simbolismo que se celebraron la primera el 3 de mayo en Burgos, ante el propio emperador, y la segunda entre el 19 de mayo y el 27 de junio en Pamplona, ante el virrey de Navarra.
Con el Perdón de Fuenterrabía se abrió para Navarra un tiempo nuevo en el que las facciones de agramonteses y beaumonteses fueron llamadas a entenderse y que permitió la definitiva pacificación del reino.
Acceso libre y gratuito.
Lugar: Galería Baja
Horario: Todos los días de 10:00h. a 14:00h. y de 17:00h. a 20:00h.